miércoles, 25 de agosto de 2010

20 DE JULIO DE 1810

Un último intento de convencer al Virrey para formar la Junta de Gobierno, realizado a petición de algunos regidores prudentes, fue rechazado por éste a las 11 am del 20 de Julio. Esta negativa convenció a los vacilantes y todos los conjurados tomaron sus “posiciones” tal como lo habían planeado en los días anteriores.

Poco antes de las doce del día, Luis Rubio llega al almacén de Llorente y le comenta sobre el banquete a Villavicencio y le pide prestado el florero como adorno. El comerciante se negó, tal parece que en primera instancia no utilizó términos despectivos o groseros, más bien adujo que lo había prestado otras veces y se estaba maltratando, disminuyendo su valor. Tuvo que intervenir Caldas y salvar la situación haciendo que Morales criticara al sabio por saludar a “este sastrezuelo que ha dicho mil cosas contra los criollos".

Morales y sus compañeros comenzaron entonces a gritar que el español había dicho: “Me cago en Villavicencio y en los americanos”, afirmación que Llorente negó categóricamente, al tiempo que se dirigía al interior del almacén para evitar un altercado. Morales no quiso perder la oportunidad, siguiéndole y propinándole una golpiza, de la que se salvó por poco Llorente, gracias a la intervención del coronel Moledo quien lo llevó a una casa segura. Este coprológico comentario fue llevado por la plaza por medio de la boca de los demás conjurados alborotando al pueblo y gritando además “!Cabildo abierto¡ ¡Abajo el mal gobierno! ¡mueran los chapetones!”. Pero el pueblo no tenía ni idea de lo que significaba un cabildo abierto, habilidosamente los dirigentes del motín se mezclaban con la comunidad, incitándolos a rebelarse contra las autoridades y a constituir un gobierno propio, con hombres de su misma sangre y de su misma tierra. La turba compuesta indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres actuaba por reflejo y empezaron a romper a pedradas las vidrieras y a forzar las puertas, atacando además de las casas de los oidores, las tiendas y almacenes de cuanto español viviera en Bogotá.

El virrey Amar y Borbón desde su palacio, observaba con alarma la situación que se escapaba de sus manos, escuchando opiniones dispares de sacar la tropa a la plaza y la de buscar un compromiso con la oligarquía criolla. El coronel español Juan Sámano, le pidió permiso para salir con el ejército y dominar la situación en minutos, a lo cual el Virrey temeroso de lo que ocurriría se negó. Esto facilitó la tarea del Capitán Baraya quien pudo atraerse a varios oficiales afirmando que la revolución no era contra España, sino un acto de legítima contra unas autoridades corruptas, que tenían el proyecto de entregar el Reino a Napoleón.

Hacia las 4 de la tarde la multitud enfurecida ya no distinguía a los ricos fuesen extranjeros o criollos, de manera que varios de los cabecillas habían salido de las calles, pensando en salvar sus vidas y en proteger los bienes. Sin embargo, como la mayoría de la muchedumbre revoltosa vivían en los alrededores de la ciudad, hacia las 5 pm la presión había disminuido y lentamente la tranquilidad empezaba a apoderarse de la plaza. Ante la inminencia de que todo el movimiento estuviera a punto de fracasar, Acevedo y Gómez decide salir de su casa y se dirige al ayuntamiento con la intención de reunir al cabildo y juntos arengar al pueblo para evitar la dispersión. A pesar de su resolución sólo consigue reunir unos pocos regidores y la multitud seguía dispersándose, impetuosamente sale al balcón del cabildo y llama al pueblo “A no olvidar que la suerte de todo el Nuevo Reino de Granada dependía del resultado que tuviera ese movimiento”.

Para no perder el entusiasmo del momento, desde el mismo balcón Acevedo Gómez, comenzó a designar las personas que debían formar la nueva Junta de Gobierno, cuyos nombres eran vitoreados por la gente aunque no los conociesen, todo esto debido a que entre la población había algunos confabulados que aupaban a las personas. Sin embargo, y como lo comentaban personajes testigos oculares de los acontecimientos, no todo fue unanimidad y entre los elegidos se colaron a muchos que no tenían un verdadero mérito y lo que generó mucho más tarde en la llamada “Patria Boba”.

A pesar de que ya había una junta, la mayoría de los que la conformaban no habían llegado al sitio y hacia las 6:15 pm la gente de la plaza continuaba disminuyendo. Esta situación hacía que el Virrey pensara que el “bochinche” levantado no tendría mayores consecuencias y se extinguiría en medio de la noche. Alrededor de las 6:30 pm cuando ya comenzaba a oscurecer, el movimiento criollo estaba al borde del colapso, ya que los regidores y vocales nombrados para la Junta de Gobierno tenían temor de embarcarse en esta aventura cuyas perspectivas de éxito no pintaban bien.

Acevedo Gómez mostrando un coraje grande trataba de evitar la dispersión y luchaba solo, por salvar la causa del desastre y finalizaba su arenga con una invitación famosa que se inscribiría en letras de oro en la historia de Colombia y por la cual se ganó el apelativo de El Tribuno del Pueblo: “Si perdéis este momento de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de doce horas seréis tratados como insurgentes; ved (señalando las cárceles) los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan”. Estas palabras reflejaban la última llamada desesperada para no perder la efervescencia.

Es en ese momento cuando se materializa el accionar que durante los minutos previos había llevado a cabo José María Carbonell, quien acompañado de un grupo de estudiantes y amigos va a barrios populares y con su elocuencia convence a la gente de ir a la plaza mayor para demostrarle al virrey el apoyo que tenían los insurrectos, ofreciéndoles llenar sus aspiraciones y colmar las esperanzas de libertad dentro de un escenario en el cual se veía venir un cambio de autoridades y un cambio de régimen con los primeros indicios de una nueva nación. Esta masiva intervención popular dio un giro a los acontecimientos y el Virrey no tuvo más opción que ratificar la Junta que ya habia firmado un acta y compartir el poder nominalmente

El día 25 de Julio se difundió la noticia de que el Virrey planeaba un ataque al pueblo y junto a su esposa fueron apresados en un sitio adecuado con prisión domiciliaria y la Junta de Gobierno comenzó su accionar sin él. El 1 de Agosto le comunican desde España que debía entregar su cargo, por lo que es puesto en libertad para que prepare su partida, sin embargo el 13 de agosto es llevado a una cárcel común, lo que no agradó a los miembros de la Junta, quienes consideraron la medida como drástica, y por orden de Camilo Torres fue liberado con su esposa. El 15 de agosto son deportados primero a Cartagena y más tarde a España.










LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

La Guerra de Independencia de Colombia fue el conflicto que se libró durante el primer cuarto del siglo XIX para liberar a la tierra que hoy es Colombia, entonces conocida como Nueva Granada. Esta fue parte de las guerras de independencia hispanoamericanas, que fue una serie de luchas surgidas en América Latina debido a la invasión francesa de España en 1808, la cual fue parte de las guerras napoleónicas en Europa.






LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

Colombia dependió del virreinato del Perú, hasta el año 1718, en que se formó un virreinato independiente, el de Nueva Granada, integrado por los actuales países de Colombia, Venezuela y Ecuador.

El movimiento independentista de Colombia está muy vinculado al de Venezuela, y su primera manifestación aconteció el 20 de julio de 1810, cuando, ante el cautiverio del rey español, Fernando VII, se constituyó una junta autónoma de gobierno que presidiría los destinos del territorio mientras el rey permaneciera cautivo.

La causa inmediata y detonante, fue aunque parezca gracioso, el pedido de un florero que realizaron los criollos, Francisco de Paula y Antonio Morales Galavís, ante la llegada a Santa Fe de Bogotá, del comisario del rey, a quien agasajarían con un banquete. Pero esta solicitud tuvo como respuesta el insulto del español hacia los criollos, que enseguida se alzaron no solo contra el agresor sino contra toda la representación española en América.

También tuvieron influencia, en la emancipación, al igual que en todas las colonias americanas, las ideas de la ilustración que sembraron los ideales de libertad que estimularon la Revolución Francesa, y la independencia de los Estados Unidos de América.

Los altos impuestos establecidos por España, las limitaciones comerciales y la imposibilidad de que los criollos ocuparan cargos políticos fueron alimentando el ideal revolucionario.

En el Congreso celebrado en Nueva Granada se mostraban dos tendencias antagónicas, la centralista y la federalista, que añadirían conflictos internos a la amenaza exterior española.

Simón Bolívar logró arrebatar a los españoles los territorios de Cartagena, quien proclamó su independencia el 11 de noviembre de 1811, y Cundinamarca, el 16 de julio de 1813.

Sin embargo, el año 1814, traería novedades. Fernando VII fue repuesto en el trono español, e inició la reconquista de sus territorios coloniales.

Cartagena fue sitiada por el ejército realista, al mando del general Morillo, quien había desembarcado en Santa Marta, y pronto ocupó el territorio a pesar de que sus habitantes se resistieron heroicamente.

En noviembre de 1816, Morillo logró ingresar a Bogotá, pero los revolucionarios no se dieron por vencidos. Desde los llanos de Casenare, liderados por Santander, prepararon la contraofensiva.

Simón Bolívar logró burlar a Morillo y regresó a Nueva Granada, desde Jamaica, donde se había exiliado ante el fracaso de la revolución, al mando de un ejército compuesto por 3.200 hombres, logrando vencer en la batalla del Pantano de Vargas, el 25 de julio de 1819, luego de la hazaña del Cruce de los Andes, y luego, obtener una aplastante victoria en Boyacá, el 7 de agosto de 1819, contra las fuerzas de José María Barreiro. Esto le permitió ocupar Bogotá tres días más tarde, el 10 de agosto, cuando el virrey Sámano ya había dejado el mando, para huir.

Tras poner en el mando de Nueva Granada, con capital en Santa Fe de Bogotá, al general Francisco de Paula Santander, Bolívar se dirigió a Venezuela.

Desde fines de 1817, fue arribando a Angostura la Legión Británica en apoyo a la causa de Bolívar. El reclutamiento en Londres estuvo a cargo de Don Luis López Méndez. Entre los militares ingleses estaba el cuestionado coronel Wilson, de quien se dijo que era un espía español, pero la mayoría fueron hombres de gran valía, como el coronel Rook, quien debió ser amputado de un mano y murió como consecuencia de ese hecho, abrazando como propia, la patria que lo vio morir.

El Congreso celebrado en Angostura, el 15 de febrero de 1819, o sea, antes de la batalla de Boyacá, ya había proclamado las bases para la independencia de Colombia, y para la Constitución, que fue sancionada en 1821. El 17 de diciembre de 1819, luego de los triunfos bélicos, el Congreso de Angostura declaró formalmente constituida la República de Colombia, ratificado posteriormente por un nuevo Congreso celebrado en Cúcuta, un año más tarde, comprendiendo el nuevo estado, tres departamentos, que correspondían a las audiencias de Santa Fé y Quito, y a la Capitanía General de Venezuela, llamada la Gran Colombia, actualmente Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

El Presidente de la República fue Simón Bolívar, y el vicepresidente, Francisco Antonio Zea, que se había unido a Bolívar desde 1816, cuando fue expulsado de España junto con los franceses, a quienes apoyó en la ocupación del trono español. Cada una de las regiones de la Gran Colombia, adquirió su propia independencia a partir de 1830, terminando con el sueño de la Gran República de Bolívar.







LA PATRIA BOBA

Al período comprendido entre 1810 y 1816 se le conoce como la Patria Boba, y se caracterizó por los intensos combates entre los independentista para definir la forma de gobierno que el nuevo Estado debería tener. La lucha constante entre federalistas y centralistas condujo a un período de inestabilidad prolongada. Un hecho similar tuvo lugar casi simultáneamente durante la lucha de independencia del Virreinato del Río de la Plata. Cada provincia y también algunas ciudades crearon sus propias juntas, que se declararon independientes unas de otras. Aunque la Junta de Bogotá se denominó a sí misma "Junta Principal del Nuevo Reino de Granada", el territorio continuó dividido políticamente, porque después ciudades más pequeñas crearon su propia junta, que pretendía ser independiente de las juntas de las capitales de provincia, y esto llevó a los conflictos militares. En los meses siguientes hubo dos intentos fallidos de establecer un congreso provincial.

En 1811 la provincia de Bogotá, centralista, se había declarado Estado independiente, mientras las demás provincias se habían reunido en una federación llamada Provincias Unidas de Nueva Granada. Prontamente la forma de gobierno de la Nueva Granada se había vuelto una fuerte disputa y finalmente desembocó en guerra a finales de 1812, y nuevamente en 1814. La primera guerra terminó en empate, pero no impidió que Cundinamarca organizara una expedición contra Popayán y Pasto, ambas ciudades realistas. La expedición fracasó, y su presidente, Antonio Nariño, fue capturado.

El gobierno de las Provincias Unidas aprovechó la ocasión, ahora que se alteró el de Cundinamarca, a enviar un ejército contra ellos liderados por Simón Bolívar, que había huido de Venezuela por segunda vez, ya que la Segunda República de Venezuela había sucumbido. En diciembre de 1814 Bolívar obligó a Cundinamarca a unirse a las Provincias Unidas. Sin embargo, a mediados de 1815 Pablo Morillo arribó a la Nueva Granada con una gran fuerza expedicionaria.




LA RECONQUISTA ESPAÑOLA

Una tesis del historiador Sánchez Albornoz dice que España no tuvo feudalismo ni burguesía. Esto la hace inmadura en su régimen social y señorial y en su vida urbana. La razón de la horizontalidad de la sociedad fue la reconquista y la repoblación. La reconquista es un caso único en el conjunto de los pueblos europeos. Una guerra que no tuvo tregua durante casi siete siglos, con una frontera incierta, movediza, que avanzaba cuando tenía la oportunidad de tomar una ciudad estratégica, y retrocedía cuando se reorganizaba el Al-Andalus. La reconquista comienza con la rebelión iniciada por Pelayo y los astures en el 718 y la batalla de Covadonga en el 722, y termina en Granada en 1492. De todos los territorios conquistados por el Islam, España fue el primero que consiguen reconquistar los cristianos y el único hasta la reconquista de Hungría en 1699.

Según el filósofo Julián Marías, España por la reconquista «quiso» (durante 7 siglos) ser occidental y cristiana.(1) Nebrija, acesor de la Reina Isabel la Católica y a quien debemos la primera gramática castellana, decía en la introducción de la misma, que después de la reconquista de Granada, «los pedazos de España que estaban por muchas partes derramados, se reduxeron y ajuntaron en un cuerpo y unidad de reino.» Esta conciencia y anhelo de unidad son parte del espíritu español, a pesar de que el invento borbónico de las «autonomías en el siglo XVIII a querido ver a España mosaicada en fragmentos.



LA CAMPAÑA LIBERTADORA

Un hombre extraordinario que admiran y admirarán los siglos, vino a romper las cadenas del despotismo: el Libertador Simon Bolivar.

A partir del año 1819 la situación se decantó definitivamente a favor de los patriotas, lo que permitió que Bolívar, desde París y Francisco de Paula Santander, desde Nueva Zelanda empezaran a coordinar acciones conjuntas desde sus áreas de influencia que fomentaran una unidad militar.

Para entonces existía en la Nueva Granada un importante foco de resistencia revolucionaria contra las tropas de Mallarino en los llanos de Río Sucio, zona contigua a los llanos de Apure y Arauca, donde algunos de los revolucionarios neogranadinos más comprometidos se retiraron para resistir la violencia de la Contrarrevolución del comandante militar Sámano como baluarte patriota al mando de Santander, a quien Bolívar ascendió al grado de Brigadier y lo nombró Comandante militar de la División de vanguardia.

Ambos habían elaborado un plan en el que Santander debía preparar la provincia de Casanare, unificar a los guerrilleros del sur y dar informes a Bolívar sobre las tropas españolas para iniciar la invasión de la Nueva Granada.

Bolivar nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Su padre, don Juan Vicente, descendía de noble y rica familia española, y la madre, doña Concepción Palacios, era de la pura cepa caraqueña. Quedó huérfano de padre a los tres años de edad y de madre a los nueve. Los biógrafos lo han pintado como un chicuelo delgaducho, nervioso, pecoso, de pelo castaño, ojos vivos y oscuros y narigón. Y agregan que era inquieto, imperioso, mandón. Entre sus maestros principales se contaron el sabio don Andres Bello y don Simon Rodríguez. Bolivar quiso mucho al maestro Rodriguez y dijo que él era quien le había abierto el corazón para lo grande y para lo bello.

A la edad de 16 años fue enviado a continuar estudios en Madrid. Dotado de clara inteligencia adelantó notablemente en el conocimiento de las matemáticas, de los idiomas, de la historia y leyó sin cansancio obras científicas y literarias. Muy joven, pues apenas tenía 19 años, contrajo matrimonio con Maria Teresa del Toro, sobrina del marqués del Toro, y de inmediato se embarcó rumbo a Caracas. Se dedicó a la administración de sus haciendas y a llevar vida hogareña, pero a los 10 meses de casados murió la esposa. Viudo antes de cumplir 20 años, juró no volver a casarse. La temprana muerte de Maria Teresa, dijo Bolivar, influyó definitivamente sobre su suerte, pues lo impulsó a seguir la carrera de las armas.

Bolivar Pisó por primera vez nuestras tierras a fines de 1812, en Cartagena. En esta ciudad empezó su verdadera carrera de Libertador de America. El mismo lo reconoció, cuando dijo: Si Caracas me dio vida, vosotros me disteis la gloria: con vosotros comencé la libertad de Colombia. Algún día Colombia os dirá: Salve Cartagena redentora.

En Cartagena Bolivar fue puesto bajo las órdenes del francés Pedro Labatut. Labatut quería que permaneciese inactivo, sin atacar. Pero no pudo resistir a la tentación de arrojar a los españoles y, contrariando las órdenes de aquel, ocupó a Tenerife, a Mompos y al Banco y llegó victorioso hasta los valles de Cucuta. Quedaba así el bajo Magdalena libre de la dominación realista. Esta campaña rapidísima, de 20 días, dio a Bolívar inmenso prestigio. Hasta el punto de que el Congreso de las Provincias Unidas, presidido por Camilo Torres, y el Gobierno de Cundinamarca, por orden de Antonio Nariño, le dieron auxilios y soldados para emprender la liberación de su patria venezolana.





HIMNO NACIONAL DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA

El himno nacional fue compuesto en 1887 con versos de Rafael Nuñez y música del compositor italiano, Oreste Sindici, para conmemorar el 11 de noviembre la Independencia de Cartagena. La Ley 33 del 28 de octubre de 1920, sancionada por el presidente Marco Fidel Suárez, le dio carácter oficial. Consta de coro y 11 estrofas:

Coro:

¡OH gloria inmarcesible!
¡OH júbilo inmortal!
en surcos de dolores
el bien germina ya


 I
Ceso la horrible noche!
la libertad sublime
derrama las auroras
de su invencible luz.
La humanidad entera,
que entre cadenas gime,
comprende las palabras
                                       del que murio en la cruz.                                       
II
Independencia grita
el mundo americano;
se baña en sangre de héroes
la tierra de Colón.
Pero este gran principio:
"el Rey no es soberano"
resuena y los que sufren
bendicen su pasión.

III
Del Orinoco el cauce
se colma de despojos;
de sangre y llanto un río
se mira allí correr.
En Bárbula no saben
las almas ni los ojos
si admiración o espanto
sentir o padecer.

IV
A orillas del Caribe
hambriento un pueblo lucha
horrores prefiriendo
a pérfida salud.
¡OH, sí! de Cartagena
la abnegación es mucha,
y escombros de la muerte
desprecia su virtud.

V
De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
de escudo les sirvió.

        VI                                                                      
Bolívar cruza el Andes
que riegan dos océanos,
espadas cual centellas
fulguran en Junín.
Centauros indomables
descienden a los llanos,
y empieza a presentirse
de la epopeya el fin.

VII
La trompa victoriosa
en Ayacucho truena,
que en cada triunfo crece
su formidable son.
En su expansivo empuje
la libertad se estrena,
del cielo americano
formando un pabellón.



VIII
La virgen sus cabellos
arranca en agonía
y de su amor viuda
los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
que cubre loza fría,
pero glorioso orgullo
circunda su alba tez.

IX
La patria así se forma
termópilas brotando;
constelación de cíclopes
su noche iluminó.
La flor estremecida
mortal el viento hallando,
debajo los laureles
seguridad buscó.

X
Mas no es completa gloria
vencer en la batalla,
que el brazo que combate
lo anima la verdad.
La independencia sola
el gran clamor no acalla;
si el sol alumbra a todos,
justicia es libertad.

XI
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
el alma de la lucha
profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
en átomos volando,
"deber antes que vida"
con llamas escribió.


AMERICA LATINA SIGLO XIX